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Este nuevo libro escrito en coautoría con Arturo Morell, nos conduce a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra privacidad en la vida contemporánea. Las redes sociales han transformado nuestra existencia, las nuevas generaciones conocidas como nativos digitales socializan más de esta manera. Los que nacimos en la época de la misiva intentamos “entrarle al toro” y nos hemos adaptado. Sin embargo el rostro privado y el rostro público de nuestra sociedad, se ha  matizado con nuevos tonos. Cada dispositivo móvil guarda información de nuestros comentarios en redes sociales, identifica nuestros contactos en WhatsApp, registra nuestros movimientos a través del GPS, la famosa Siri aprende las diferencias de nuestros estados de ánimos y cuando estamos solos es la única que nos responde sin chistar. Lo público se hace privado y lo privado se hace público. Ha cambiado completamente la concepción que se tiene de la vida privada y de la esfera pública. El manejo de nuestros datos sensibles es cada vez más vulnerable.  Hoy no se necesita ser un personaje célebre para que muchos se enteren de lo que hacemos, decimos o escribimos en lo privado. Basta un screenshot y todo es posible. Ese pantallazo que se guarda como “as bajo la manga” para lanzarlo directo al objetivo cuando se cree necesario.

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